¿Qué es el liderazgo situacional?
Cuando se acepta en toda empresa humana que trabajar en equipo es quizás la única manera de lograr alcanzar los objetivos deseados, se acepta también la importancia de contar con líderes adecuados. Sin embargo existen diversas clases de líder y no todos los estilos son útiles todo el tiempo. Depende de cada situación. De allí la relevancia del TLS.
Todos para uno y uno para todos
Los equipos tienen vida propia y por ende, están sujetos a todas las variables que afectan el comportamiento humano. Actitud, motivación, familia, salud, preferencias, fortalezas, debilidades; son solo algunos de los ingredientes que se entremezclan, suben y bajan, en un entorno a su vez cambiante y exigente. Según la TLS (teoría del liderazgo situacional), un líder situacional es aquel que mantiene un balance adecuado entre sus roles de dirigente y de apoyo, adecuándose todo el tiempo a las necesidades y comportamiento del equipo.
El líder directivo
Es la faceta más formal de un líder situacional. Establecer metas y objetivos, preparar planes, prever recursos, monitorear el presupuesto, controlar el desempeño y los resultados, dar instrucciones, servir de enlace con niveles superiores. Se garantiza así que el marco general en el que se ha de desarrollar el trabajo presente la menor cantidad de escollos e incertidumbre posible y se facilite la tarea del equipo. Es una suerte de manual básico “presencial” para todo equipo. Este es el rol que da coherencia y estructura al trabajo.
El líder como apoyo
Si bien el rol anterior permite disponer de un equipo, para disponer de un equipo de alto desempeño, exitoso y con autonomía, es necesario ser parte del equipo, comprometerse más allá de lineamentos y marcos generales, ganarse el respeto como líder del equipo. Es aquí donde el líder situacional ejerce el rol de compañero, de guía, de cómplice con el resto del equipo. En este rol el líder se centra en cada miembro y en todos al mismo tiempo, le preocupa honestamente su desarrollo como personas y como profesionales, estimula la participación, la colaboración y la sana competencia, comparte los triunfos y convierte los errores en oportunidades de aprendizaje y hasta de negocios. El éxito en la aplicación de la TLS estriba en desempeñar ambos roles, moviéndose entre sus cuatro elementos principales: Ordenar, Persuadir, Participar y Delegar.
Diagnóstico y oteo constante
Cada miembro es único y el equipo es más que su simple sumatoria. Un verdadero líder conoce a su gente y si bien al principio identifica fortalezas, debilidades y características de los integrantes, siempre mantiene un ojo avizor no solo sobre los resultados e indicadores de logro, sino sobre la satisfacción y motivación de todos. Toma entonces sentido aquello frase que reza: “Todos para uno y uno para todos”.