¿Qué es la toxicología genética?
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La toxicología genética es una disciplina de la genética molecular, que tiene como objetivo fundamental la identificación y posterior caracterización de los agentes físicos y químicos que alteran el material hereditario. La identificación de compuestos con efecto carcinogénico mediante ensayos rápidos y sencillos es, en definitiva, lo que se pretende en las investigaciones de esta interesante rama de la genética.
Desde la primera mitad del siglo XX se tiene el convencimiento de que algunas de las enfermedades hereditarias humanas tienen un origen ambiental. Esta idea se vió reforzada aún más con los resultados de los experimentos de Muller (1927) y Auerbach (1946), con rayos X y gas mostaza respectivamente, los cuales descubrieron alteraciones genéticas que se producían en animales inducidos por la acción de radiaciones y compuestos químicos. Esto suscitó la necesidad de diseñar experimentos que permitiesen detectar la capacidad de determinados compuestos para producir mutaciones en el ADN. El análisis de las mutaciones producidas en las células reproductoras, por su contribución al desarrollo de enfermedades hereditarias, era la materia de estudio de la toxicología genética en sus inicios. Esta disciplina experimentó un gran desarrollo cuando se descubrió la relación entre efectos mutagénicos y carcinogénicos de determinados compuestos, de modo que centró su atención en el análisis de la trascendencia de los cambios genéticos en las células no reproductoras o somáticas. Desde ese instante se trabajó en el diseño de ensayos rápidos y no costosos, con el propósito de detectar efectos mutagénicos de los compuestos analizados, y la confianza de que estos ensayos pudieran predecir posibles efectos carcinogénicos y sustituir así a los caros y largos ensayos de carcinogénesis. A medida que se ponían a punto los ensayos de mutagénesis y se ampliaba el conocimiento de la estructura y función del ADN, se constató que las alteraciones del material genético podían desempeñar un papel relevante en otros fenómenos toxicológicos, como la teratogenicidad o el envejecimiento. Por lo tanto, aunque los ensayos de mutagenicidad no pueden predecir al 100% la actividad carcinogénica de los compuestos analizados, la posible actividad mutagénica de una sustancia se considera una información fundamental a tener en cuenta, independientemente de su relación con la carcinogénesis. El interés de la toxicología genética se deriva de la gran incidencia de cáncer en los países desarrollados y al reconocimiento de la prevención como una de las vías fundamentales de lucha contra esta enfermedad.