¿Cuáles son los cinco mejores escritores españoles de relatos breves?
El criterio de elección de los autores, así como la subjetividad obvia, corren por cuenta de lo que exige el tema, y la prioridad dada a narradores natos en este género, prescindiendo (indebidamente) de la obra breve de grandes autores.
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Dos escritores lejanos en el tiempo
Don Juan Manuel (1282-1348) Forjado por la cultura latina, creó una obra muy propia, de finalidad didáctica y moralizante, con gran coherencia en el lenguaje y el estilo, principalmente dirigida a la formación de los nobles. "El conde Lucanor" se desarrolla a partir de los problemas que Lucanor le plantea a su asistente, el que se refiere a cada problema con un ejemplo del que deriva una enseñanza moral. El Lazarillo de Tormes De las narraciones breves que los siglos pusieron el sello de clásicas, destaca El lazarillo de Tormes, impreso en 1554, autor anónimo. Su fama se propagó rápidamente. Desde su traducción al francés en 1560, le siguieron el inglés, holandés, alemán, e italiano en 1622. Dió origen al género de la novela picaresca, que vale muchos quilates para el Siglo de Oro de la literatura española. La historia versa sobre un caso ocurrido en el pasado. Lázaro cuenta su vida para justificar una situación que compromete su honra, ya que las relaciones de su mujer con un Arcipreste son puestas bajo sospecha. Esto articula el cuerpo narrativo de el lazarillo .
Autores recientes
Max Aub (1903-1972) Escritor de fino humor negro y de una prosa para reflexionar. En "Crímenes ejemplares", una de sus creaciones más logradas, e irónico homenaje del amor al prójimo y la fraternidad, donde los crímenes son cometidos en bien del ejecutante y de la humanidad. Con un depurado manejo del cinismo que intenta tomar por sorpresa al lector para convencerlo de la utilidad de los asesinatos: las víctimas no desempeñan bien su oficio y deben servir de escarmiento. Francisco Ayala (1906-2009) Sus relatos están recogidos en "El as de bastos" (1963), "El jardín de las delicias" (1971). En 1982 apareció "De triunfos y penas", y en 1988 "El jardín de las malicias", donde hay cuentos escritos en diferentes etapas de su vida. A su narrativa la caracteriza un intelectualismo sarcástico que no cuenta con el hombre ni la humanidad. Ignacio Aldecoa (1925-1969) Cultiva un objetivismo preciso, y un realismo que hace de sus cuentos una experiencia muy tangible y sentida, de observación penetrante, cruda, y de mucho peso testimonial. Era un convencido que hasta el ser más insignificante tiene una historia para contar. No es el escritor abstraído en su laboratorio. Sus historias las encuentra en la calle, siguiendo la máxima de hacerse parte de ellas para ver mejor.