¿Para qué sirve el cobre en la construcción?
El cobre es un elemento químico de color rojizo que se utiliza sobre todo para la fabricación de cables eléctricos. Destaca por su importancia en el sector de la construcción y una de sus principales ventajas es su carácter reciclable.
El Cobre
El cobre (símbolo químico Cu y de número atómico 29). Es un elemento químico de color rojizo metálico cuya principal característica es ser uno de los mejores conductores de la electricidad. Por ello, se utiliza habitualmente para fabricar cableado eléctrico. Otra de sus características es su condición de metal duradero, pudiéndose reciclar un número ilimitado de veces sin perder sus cualidades iniciales. Su historia se remonta a la prehistoria, cuando fue utilizado junto con la aleación cobre-estaño, el bronce. El cobre, de vital importancia, es el metal más utilizado justo por detrás del aluminio y el hierro. Entre otros, se encuentra en algunos alimentos como el marisco, las legumbres o las nueces. Igualmente, el agua potable cuenta con cierta cantidad de cobre. Es un metal de poca dureza que destaca por ser fácil de mecanizar. Ello permite que pueda adoptar formas de láminas de cobre o forjas a través de determinados procesos de fabricación. El uso del cobre se emplea, sobretodo, en la fabricación de cables eléctricos, para lo cual, se utiliza cobre puro 100%. Otros usos dados son, para los radiadores, cojinetes y frenos de medios de transporte, para tuberías o monedas. Por otro lado, el cobre no metálico se usa como abono en la agricultura o como conservante de madera, por tanto, su utilización industrial queda reservada al cobre metálico.
El cobre en la construcción
Además de su utilización en el cableado eléctrico, el cobre adquiere una gran importancia en el sector de la construcción gracias a su utilidad para techos tradicionales o revestimientos de las paredes, así como para baños, material de iluminación o de decoración. En resumen, el cobre se encuentra en la mayoría de los elementos de construcción sumando la ventaja de ser un componente con un alto nivel de vida, lo que favorece su reciclado y por tanto, la sostenibilidad del medio ambiente.