Recomendación de inversiones alta rentabilidad
Para invertir lo primero, es saber con qué finalidad económica emprendo tal inversión. Es muy distinto invertir, para asegurar una tranquilidad económica en el futuro, o para que el dinero no esté ocioso y genere algún ingreso complementario, o para generarme de manera inmediata los medios de subsistencia e ingresos principales.
El negocio propio.
No existe ninguna oferta que asegure rentabilidad alta, a corto plazo y con baja inversión, menos aún en el escenario de volatilidad de los mercados actuales. Pero se pueden explorar posibilidades de distinto tipo. Las mejores inversiones dependen de que estén bien orientadasdas El negocio más rentable es el negocio propio y también el más activo. Por ejemplo, si alguien tiene 200 euros para invertir, lo más rentable es iniciar un negocio pequeño, por ejemplo de compra y venta de bienes de consumo. Comprar a precios mayoristas un cierto producto y revenderlo entre conocidos y familiares a precio de detalle. Sobre todo, si piensa en generar ingresos relativamente inmediatos. Para rentabilizar más un negocio de este tipo, se le puede sumar el plus valor de producción. Por ejemplo, elaborar y vender invitaciones de boda. Esto no sólo traslada la rentabilidad de comprar al mayor y vender al detalle; sino que suma la rentabilidad de un producto elaborado. Actividades de este tipo, a veces implicarán hacerse autónomos, y en algún caso no. Pero de todos modos implicarán cierto estudio básico de mercado: analizar los costos y precios de venta posible, capacidad de producción, elementos de diferenciación respecto de los otros productos ofertados en el mercado, y por supuesto demanda.
Hablando de inversiones...
Si la intención es invertir para el futuro o como actividad secundaria, aportando fundamentalmente capital. Entonces conviene considerar una cartera de inversiones diferenciada. Nunca poner todos los huevos en la misma canasta. En este caso, conviene revisar la oferta de las instituciones financieras, o un grupo inversor y apuntar a un portafolio que mezcle inversiones nacionales y extranjeras, algunas con mayor volatilidad y riesgo, y otras con menor riesgo. Si el volumen de inversión es mayor conviene mirar también al extranjero, por ejemplo, países como Egipto o Túnez, viven procesos políticos que derivarán en un plazo de 10 años en la generación de una serie de mercados de capitalización individual y procesos de privatización, que vuelven interesante esos escenarios. Claro que en este caso se requeriría una intermediación para tales inversiones. También es posible explorar países de habla hispana con plataformas económicas y servicios bursátiles consolidados, que en la actualidad ofrecen un mejor escenario de rentabilidad que España, como Costa Rica o Chile. Con la ventaja que en estos casos la solidez de las instituciones financieras de tales países, permiten incluso un trato directo con las instituciones.