Sinopsis de la película "La muerte y la doncella"
Un argumento simple y bien manejado, con interpretaciones descollantes, sin subintrigas que empantanen lo que se cuenta. Excelente fotografía y banda sonora.
Datos y panorámica
La muerte y la doncella fue dirigida por Roman Polansky, el año 1994. Esta basada en el libro homónimo de Ariel Dorfman. Actúan Sigourney Weaver, Ben Kingsley, Stuart Wilson. Los cien minutos de película tienen un ritmo vertiginoso que no da tregua, con un guión de buena factura, y un efecto perturbador y realista. Existe cierto consenso respecto a que Polansky, en este drama, hace un ajuste de cuentas con sus propios demonios (véase la acusación judicial que pende sobre él en Estados Unidos). La muerte y la doncella en el teatro ya había sido un éxito rotundo de público y récord de representaciones, por lo que, de alguna forma, el camino para la muerte y la doncella película ya estaba allanado; aunque esto no siempre se cumple. Sigourney Weaver interpreta magistralmente a Paulina, quien vive en un país indeterminado de América del sur, donde fue torturada y violada para obligarla a delatar a su novio. Pero a pesar de todo, su torturador (Ben Kingsley) nunca consiguió que hablara de las actividades de Gerardo (Stuart Wilson), que por esos días era un emblemático opositor al régimen, como editor de un diario clandestino. Paulina y Gerardo se terminan estableciendo como pareja.
La música de Shubert
Su vida conyugal post dictadura acaece en un lugar apartado, en una suerte de cornisa del mundo, junto a un acantilado costero (valga el simbolismo). Ella vive acosada por los fantasmas de lo que padeció. Un noche lluviosa y con corte de luz mediante, Gerardo tiene un percance en un neumático del auto y queda sin auxilio en medio de la nada. Lo ayuda un médico llamado Roberto Miranda. Por agradecimiento y empatía, Gerardo invita al médico hasta su casa, donde Paulina reconoce su voz y se da cuenta que es el hombre que la martirizó. Como estuvo siempre con los ojos vendados, sin ninguna oportunidad de verle la cara, sólo puede confiar en sus oídos. El sentido auditivo esta en el centro del argumento, y es la llave que abre el filme. Ante el asombro y las dudas de Gerardo, y en el ánimo de redimir su pasado, Paulina decide vengarse de este torturador nada común que, mientras la sometía a horribles ultrajes escuchaba La muerte y la doncella de Shubert, para crear un ambiente narcotizador que trascendía el momento, aparte de anular los gritos de ella. Este exquisito desquiciamiento ha dejado una marca indeleble en la psiquis de la protagonista, persiguiéndola igual que su sombra. Es la música de este cuarteto la que decanta la película. En este sentido, es significativa la escalofriante mueca final de Ben Kingsley al escuchar la melodía, con la que sin necesidad de palabras confiesa que él es el torturador.