Claves para la recolección de residuos tóxicos: normativa básica a considerar
Manipular, recoger y desechar residuos tóxicos es una tarea de muy alto riesgo para la salud humana y afecta también al medio ambiente (animales, plantas, agua, aire, suelos). La necesidad de evitar cualquier tipo de desastres ha impulsado a las naciones a crear normativas que exigen determinadas condiciones para su uso, recolección, traslado y eliminación. Aunque algunos países tienen su propia legislación al respecto, las reglas generales son similares.
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Residuos tóxicos
¿Qué son los desechos tóxicos? Los residuos tóxicos son los desechos de materiales que puede causar daño a la salud o efectos nocivos en el medio ambiente por ser contaminantes, explosivos, inflamables, patógenos, corrosivos, radioactivos o reactivos. Incluye los envases que han sido utilizados para almacenarlos. A nivel industrial, la eliminación de determinados productos en ríos, basurales o vertederos, ocasionan grandes acumulaciones de plomo, zinc y otros desechos que pueden ocasionar graves problemas de salud, como cáncer, problemas respiratorios, en la piel, etc. También son sustancias peligrosas algunos de los desechos domésticos como envases de combustible y venenos, plaguicidas, fungicidas, fertilizantes, algunos medicamentos, solventes, pilas, baterías, tintas, solventes, pinturas, colorantes, componentes de piezas de equipos informáticos o celulares, entre otros.
Recolección, transporte y eliminación
Hay diferentes tipos de residuos tóxicos: sólidos, líquidos, gaseosos, de acuerdo a sus componentes y a su grado de peligrosidad. Los deshechos de estas sustancias se inician con una clasificación de las mismas, un transporte adecuado de acuerdo a normas vigentes en cada país y su posterior eliminación. Los materiales peligrosos no deben ser eliminados en los contenedores comunes de basura. Las pilas deben ser separadas del resto de los residuos y depositadas en recipientes especiales, para evitar la contaminación del medio ambiente. Una sola pila puede contaminar un gran caudal de agua, las aguas subterráneas o el suelo donde es arrojada. Los materiales corrosivos, inflamables, oxidantes o radioactivos deben ser desechados en tanques especiales, que deben cerrarse herméticamente, transportarse con cuidado, evitando golpes y derrames, hasta el destino final para su eliminación. Cada recipiente debe ser etiquetado con el nombre de la sustancia que contiene y la fecha de su recolección. Personal técnico especializado es el que debe proceder al manejo y transporte de los residuos peligrosos y su procesamiento final. Para hacerlo requieren cursos de capacitación y equipamiento especial, con ropa protectora, guantes y mascarilla. El Convenio de Basilea, aprobado en marzo de 1989 por la Comunidad Económica Europea, estableció reglamentaciones referentes al transporte internacional de sustancias tóxicas, su utilización, manejo y eliminación. Lamentablemente no todos los países cuentan con normativas y lugares adecuados para la eliminación de desechos tóxicos, lo que causa severos problemas ecológicos y sanitarios.