Decálogo para el mantenimiento de máquinas copiadoras
Una máquina copiadora es todo aquel aparato que sirve para hacer copias de documentos o fotos. Dentro de este sector se encuentra material de oficina como las impresoras y escáner, aunque el más común en oficinas y otros centros administrativos son las máquinas fotocopiadoras tema principal de este artículo.
Mantenimiento del equipo
Tipo de papel. Es muy importante que el papel sea de calidad a la hora de introducirse en la bandeja de la máquina para evitar en lo posible cualquier atasco del mismo dentro de la máquina. Del mismo modo hay que tener especial cuidado con clips o grapas que pudieran estar adheridas en el material a copiar. Atasco de papel. Cuando la máquina indique que algún papel se ha atascado se procederá a abrir la tapa de la fotocopiadora y a retirar el papel atascado con sumo cuidado. El objetivo de este procedimiento es el de retirar el papel sin que queden fragmentos del mismo en el interior del aparato. Función de ahorro de energía. Si el uso de la máquina es diario pero poco habitual es conveniente que se mantenga en la opción de ahorro de energía para que la corriente eléctrica no esté pasando continuamente por el sistema de la máquina. Desenchufado. La máquina tendrá que ser desenchufada siempre que no se vaya a usar durante varios días. Es importante que se desconecte el interruptor de la corriente a pesar de que esté apagada puesto que la corriente suele seguir pasando por ejemplo al calentador.
Limpieza de la fotocopiadora
Antes de proceder a la limpieza quincenal de este aparato es recomendable que se desconecte de la corriente eléctrica. Limpieza de la superficie. Para proceder a la retirada de polvo y otras suciedades es muy importante que se emprenda por medio de un trapo que no suelte fragmentos. Se procederá a humedecerlo levemente antes de pasarlo sobre la superficie exterior de la máquina fotocopiadora. Limpieza del cristal. Para higienizar y retirar cualquier marca sobre el cristal de la fotocopiadora se deberá disponer de un trapo humedecido ligeramente en alcohol o un preparado de agua con detergente. Nunca deberá utilizarse muy mojado ni verter sobre el cristal cualquier tipo de disolvente.